Por María Gabriela Ensinck Para La Nación
Si la biblioteca de Babel que imaginó Jorge Luis Borges existiera, sería digital. Sus infinitas galerías hexagonales estarían pobladas de bits, y el sueño de tener todos los libros sería posible a través de la pantalla. Hay múltiples indicios de que vamos en esa dirección: el consumo de libros electrónicos (e-books) ha crecido sostenidamente en los últimos cinco años, y en diciembre de 2009 por primera vez, la tienda de comercio electrónico Amazon vendió más ejemplares en formato digital que en papel.