Por Pablo Navarro Urquiza
A partir de comienzos del siglo XXI, varios de los gobiernos de América Latina son adjetivados como progresistas. Estos buscan diferenciarse de las dos décadas anteriores en donde, con matices propios, predominaron las llamadas políticas neoliberales, orientadas por el Consenso de Washington. Estas fomentaron un retiro del Estado y la mercantilización de las relaciones sociales; el mercado pasó a ser el principal espacio de distribución de la renta y los recursos sociales. Así, se retomaba la idea de la centralidad de la distribución primaria de la renta y de las ventajas de la acción de la mano invisible del mercado como principal mecanismo de desarrollo social. La teoría del derrame que proponía esta concepción, lejos de disminuir la pobreza y la desigualdad sociales, solo empeoró la situación en la mayoría de los países de la región: se originaron una serie de fenómenos marcados por la exclusión social, que dejaron a millones de personas por fuera del mercado laboral, con las consecuencias económicas, sociales y también culturales de este fenómeno […].
Leer más en Estado Abierto, Vol. 5, núm. 3, 2021, pp. 179-182: https://publicaciones.inap.gob.ar/index.php/EA/article/view/287/265
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