Hasta ahora, las letras y las palabras permanecían inmóviles y se movían las pupilas para leer. Ahora las letras también se mueven, titilan, y advienen secuencias de palabras que convierten al ancestral ejercicio de la lectura en algo análogo y a la vez muy diferente de lo que era. Las palabras se vivifican y la información se volvió animada.
La tradicional y cotizada revista norteamericana Esquire lanzó, para celebrar su 75º aniversario, una revista con papel electrónico y tinta electrónica relampagueando en una ventana central de la tapa. Se vendió en los quioscos a 5,99 dólares. Fue un híbrido, porque la mayor parte del material está impreso con papel tradicional. Pero fue, a la vez, un aviso de la mutación de la industria impresa hacia nuevos soportes.