Las universidades soportan presiones que reclaman su adaptación a demandas que exigen resultados mensurables y comercializables, relegándose su función de productora y transmisora de conocimiento, de generadora de pensamiento crítico.
Sin embargo, el rol de la universidad –que incluye la formación de profesionales especializados en las competencias que este mundo globalizado exige– también debe formar en los valores y la ética que el ejercicio de una plena ciudadanía demanda, en pos de una sociedad más inclusiva. ¿Qué debería replantearse el sistema universitario argentino para afrontar los nuevos desafíos que plantean los cambios epocales, que, por un lado, demandan insertarse en el mundo laboral del capitalismo moderno, de la globalización, de la flexibilización, pero que, a la vez, en nuestro país, plantean la necesidad de contribuir a reinsertar a los jóvenes, muchos de los cuales quedan en situación de semi-inclusión o exclusión, en un contexto caracterizado por la profundización de las desigualdades y por ciudadanías de baja densidad?
Los textos aquí reunidos intentan realizar un aporte avanzando en la caracterización global del sector, reinterpretando la información sobre el contexto internacional, tendencias verificadas en Latinoamérica, y la situación en Argentina; sosteniendo que la universidad, si bien debe formar sus profesionales en los saberes demandados por este mundo globalizado, no debe olvidar el compromiso y la responsabilidad social que su rol exige.