Por Olga L. Larre
Vivimos en una Tierra común cada vez más poblada, conectada e interdependiente; conocemos cada vez mejor los estrechos vínculos evolutivos y ecológicos que nos unen con los demás seres vivientes; y nos encontramos desarrollando innovaciones tecno-científicas capaces de alterar los límites biológicos de lo humano, desde el nacimiento hasta la muerte. Las condiciones del nuevo siglo constituyen un desafío para repensar y resignificar una sociedad autodenominada como sociedad del conocimiento donde los límites éticos de la conducta humana se encuentras desdibujados; y donde no cesan de multiplicarse las fronteras, las diferencias económicas, sociales y […].
Leer más en la revista Cultura Económica número 92, año XXXIV, diciembre 2016, UCA