Por Lorena Oliva / La Nación
«Es un libro interesante, sólo si estás familiarizado o es de tu interés lo que sucedió en la Guerra Civil», opina Alberto -quien se presenta como «comentarista de Amazon»- sobre El monarca de las sombras, último libro de Javier Cercas, en el sitio web Edición Anticipada. «Me considero una fan de los cuentos y si las escritoras son mujeres, doblemente fan. Estoy encantada con Claire, una forma sublime de meterte dentro de la historia. ¡Me enamoré!», expresa la lectora Lola Ghiglione sobre Antártida, de Claire Keegan, en el sitio Grandes Libros. «Sencillamente hermosa historia», le escribe la lectora Cristina Kolodynsky a la autora de Noche de luna larga, Gloria V. Casañas.
(…) La doctora en Ciencias Sociales (UBA) Alejandra Ravettino Destefanis recuerda que uno de los primeros casos de fanfiction se dio en torno de Jane Austen: sus seguidores aprovecharon el descenso de los gastos de impresión y reproducción a principios del siglo XX para publicar varios de sus textos. También pueden mencionarse a los fanáticos de Arthur Conan Doyle, que solían discutir los casos de su personaje más célebre, Sherlock Holmes, y luego los publicaban en Baker Street Journal y que, al mismo tiempo, inspiraron otras historias. O bien las cartas de lectores que recibía Rousseau y que luego incorporaba en sus trabajos. «Con esto quiero decir que la intención del lector de intervenir en la creación que sigue y tener un vínculo más o menos cercano con el autor que admira no es una novedad. Sí es novedosa la manera de gestionarlo, y consecuentemente los niveles de popularidad y masividad posibilitados por las tecnologías en la era digital», agrega la especialista, autora de Cultura escrita, tiempo libre y jóvenes universitarios (Teseo).