Por Javier Bermejo Fernández-Nieto
Existen obras que aportan poco en lo que a reflexiones y matices se refiere, caracterizándose por su perfil continuista en lo ya expuesto por otros autores anteriormente. Otras cuyo valor es reseñable pero su público objetivo es a priori restringido por su complejo lenguaje y arquitectura, y, por el contrario, otras que invitan a pensar y dialogar intensamente gracias al modo en el que están estructuradas y el cuidado dispuesto en su redacción y exposición. Este último es el caso del ensayo que nos ocupa.
A modo introductorio, si de manera global algo reivindica este escrito es, en palabas del propio profesor, «la necesidad de facilitar a los futuros maestros un conocimiento de los elementos conceptuales básicos de una Teoría de la Educación enfocada desde una perspectiva antropológica» (p. 10). Barrio, sobre todo, pone de manifiesto el hecho de que la formación de maestros no puede quedar restringida a la pura capacitación técnica –necesaria también–, sino que ha de contemplar su total amplitud teniendo en cuenta un hecho fundamental, a saber: la educación es una tarea esencialmente humana y humanística […].
