Sus autoras son investigadoras de la UNCuyo, que explican desde un enfoque psicoeducativo cómo la masificación de la formación universitaria no implica una mayor proporción de egresados.
Universidad.com.ar – 29/09/2015
La heterogénea población estudiantil que ha generado la política de inclusión educativa de los últimos años, lo que implica mayor posibilidad de acceder a la universidad pero también una menor proporción de egresados, despertó a un grupo de investigadoras de la UNCuyo el interés de reflexionar acerca de esa categoría abstracta que las estadísticas llaman “alumno”. El resultado de esa reflexión es “Aprender a aprender como meta de la Educación Superior”, un libro en el que una decena de autoras con una mirada psicoeducativa se preguntan qué es lo que está a su alcance para hacer frente a esta situación.
El libro, recientemente publicado por la editorial Teseo, fue coordinado por la doctora Lucía Morchio, quien además participa como autora de algunos de los capítulos. “Si la preocupación es ayudar al estudiante universitario a avanzar en la carrera elegida, resulta imprescindible conocer qué sucede en realidad desde la mirada de quien aprende. La información que aporta el alumno sobre el aprender en la práctica y en el contexto de su carrera es un insumo clave para comprender a qué distancia se encuentra de los desafíos que la universidad le plantea, para precisar los núcleos problemáticos y llegar a planteos pertinentes a fin de orientar el aprender a aprender”, dice la investigadora.
Así, el tema del aprender es abordado por las autoras desde las perspectivas de los propios estudiantes, y para ello incorporan las voces de alumnos de cinco carreras, tanto en el tramo inicial como final de cada una. “Nos aproximamos al aprendizaje en tanto proceso personal y activo desde la percepción de sus protagonistas directos, los estudiantes y los profesores -en tanto mediadores de los aprendizajes», amplía Morchio.
En cuanto a las expectativas que tienen sobre la obra, su coordinadora sostiene que pretenden “aportar insumos para diseñar acciones que favorezcan en el estudiante la toma de conciencia y el control de los procesos que realiza; y en el profesor una revisión de sus prácticas docentes, lo que significa articular el aprender y el enseñar”.
De la misma manera, quieren contribuir “a que el estudiante se perciba y se asuma como protagonista activo de su desarrollo como aprendiz, que piense, reflexione, controle, planifique, prevea, evalúe…, esto es, que se comprometa con el aprendizaje como meta personal, como ideal por lograr, no sólo para llegar al egreso, sino con el objeto de desempeñarse como un profesional preparado para responder a los requerimientos del siglo XXI”.
Morchio explica que en la educación superior en el mundo se ha producido una “masificación” en las últimas décadas. Y aporta algunos datos: según el Compendio Mundial de la Educación 2009, de la UNESCO, se pasó de 28,6 millones de estudiantes en 1970 a 100,8 millones en 2000 y a 152,5 millones en 2007. Esto trae aparejado otro fenómeno: altas tasas de deserción, que el libro analiza desde un enfoque psicoeducativo más que sociológico.
“Aprender a aprender…” se presentará el miércoles 30, a las 18, en el Salón de los Pasos Perdidos la Legislatura Provincial.
