Este libro aborda la justicia penal juvenil en Argentina. Se ocupa de describir, analizar y comprender algunas de las transformaciones normativas, institucionales y prácticas que vienen sucediéndose desde el inicio del siglo XXI en esta materia. La llegada del enfoque restaurativo al ámbito penal juvenil es quizás la innovación central y, como tal, provoca un conjunto de debates sobre cómo entender y gestionar el delito juvenil, en un contexto en el que conviven aspiraciones punitivas con persistentes demandas por la garantía de derechos humanos para los adolescentes en conflicto con la ley.
En las páginas del libro, diversos actores y escenarios confluyen para componer una mirada relacional sobre la justicia juvenil. Se aspira a que ésta permita captar sus inercias y persistencias, pero también su dinamismo, heterogeneidad y conflictividad. La perspectiva socioantropológica que atraviesa las investigaciones que dan fruto a los capítulos busca enlazar los contextos políticos, sociales e históricos en los que la justicia juvenil toma forma con la cotidiana construcción de las causas penales, las decisiones judiciales y administrativas, las explicaciones sobre el delito juvenil y las disputas sobre las responsabilidades sociales e individuales del problema.
Marina Medan es doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA), magíster en Políticas Sociales y licenciada en Comunicación Social por la misma institución. Es investigadora adjunta del CONICET con sede en el Laboratorio de Investigaciones en Ciencias Humanas (UNSAM) e integrante del Programa de Estudios Sociales en Género, Infancia y Juventud (CEDESI-UNSAM).
Florencia Graziano es doctora en Antropología por la UBA y licenciada en Sociología por la misma institución. Es investigadora adjunta del CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de Ciencias Antropológicas de la UBA, donde integra el equipo de investigación “Burocracias, derechos, parentesco e infancia” en el marco del Programa de Antropología Política y Jurídica.